¿La Suiza centroamericana?



Tenemos que reducir la corrupción a sus justas proporciones.”
Julio César Turbay – expresidente colombiano

¿Habráse visto cosa igual? No sabe uno si reír o llorar con el grado de corrupción, y principalmente de desfachatez, que exhibe el gobierno.  Y no es que sea cosa nueva, porque lamentablemente la corrupción es como el pez en el agua, pero ante el incremento del ojo público – pues la denuncia ahora se ejerce tanto desde la prensa como desde las redes sociales y una esfera se nutre de la otra – es impresionante como estos “politiquillos” pretenden tapar el sol con un dedo y jurar que todo lo hacen a derecho.

Para muestra, un mosaico de relajos. En una misma semana hemos leído cómo un diputado oficialista presuntamente cobra “peajes” por construir un colegio en su zona de origen y han estallado también escándalos por supuesto acoso y relaciones no convenientes en los ministerios de Trabajo y de Turismo. A la vez, salió al aire (literalmente) la novela “Amor a la mexicana / versión tica”, protagonizada por el ex presidente del AyA y su coincidente viaje a México con una funcionaria que sufre de omnipresencia, pues mientras andaba tierras aztecas, cobraba viáticos por una capacitación en San José.

Sin embargo, es el “Pega-banderas gate” (para darle un airecillo internacional) de la Cancillería, la gota que derramó el vaso. Resulta increíble cómo la trama de la película mexicana “La ley de Herodes” (toda una sátira a la corrupción política) se queda corta frente al calibre de nombramientos que se han hecho en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

La  investigación de un diario nacional y la denuncia de ASODIPLOMÁTICOS nos han permitido enterarnos de cómo de existen, al menos, 53 pega-banderas nombrados en cargos diplomáticos sin tener preparación acorde y con salarios obscenos de $5000 y más. Salarios que pagamos todos, hayamos votado o no por el color de banderas que ellos pegaron.

En medio de semejante piñata, resulta particularmente alarmante el caso de una funcionaria nombrada por ser hija de la amiga de un ex tesorero del partido de la bandera ganadora, y quien devengó $50.000 en salarios por “no hacer absolutamente nada” (palabras textuales de un funcionario de Cancillería), pues ni siquiera logró ser aceptada en el país donde se pretendía acreditarla.

Así como suena. Suiza nos rechazó la luminaria. Los estándares de “La Suiza Centroamericana” se quedaron cortos para la Suiza europea. Qué raro, ¿dónde habrá estado la pega? Digo, con  atestados en el “ridículum” que incluyen campeona de equitación, aficionada al buceo, al escalamiento de montañas, a la natación, a la gimnasia y al esquí de hielo, etc., ¿cómo se les ocurre no aceptarla? Allá en San Pedro de los Sahuaros, el pueblito de “La Ley de Herodes”, la habrían nombrado reina en dos minutos.

Eso sí, que no se diga que la señora tampoco hizo nada durante ese tiempo. Los diarios suizos dan cuenta de cómo la aceptación que le negó el gobierno, se la concedió de mil amores (otra vez, literalmente) un burócrata suizo. Todo un plus, nos imaginamos, a la labor encomendada de traer turismo médico, con todo y el potencial conflicto de intereses que genera el ser hija de un conocido cirujano plástico que por años ha mantenido amplia clientela extranjera.

Luego del rechazo suizo, de consuelo la nombran embajadora en la UNESCO. ¿Qué tal? Vaya y nos representa en el máximo órgano en educación, ciencia y cultura. Sí, vaya, usted que refuerza cada uno de los cánones de “hija de papi” y “mujer trofeo”, y que tuvo la desfachatez de cobrar dineros por cargos para los que no estaba preparada, aunque jure ser experta en vinos y viajera refinada desde los 11 años. Qué horror.

En fin, a este relajo hay que ponerle la perseguidora. Don Rodolfo Jiménez, presidente de ASODIPLOMÁTICOS, ya anunció que revelará la lista de pega-banderas con nombres, fotos, puestos y salarios, y desde aquí lo aplaudimos por valiente y por señalar esta estructura clientelar que se esconde perfumada bajo el reino de las apariencias.

Mientras tanto, yo los invito a que hagamos un cine foro. Ponemos “La ley de Herodes” y hacemos una mesa redonda sobre clientelismo y corrupción. Yo me apunto, me avisan cuándo y dónde. Ah, y por favor, que alguien invite a la “diplomática a la carrera” en cuestión, para decirle todos a coro “Madame, te tocó la ley de Herodes: o te chingas o te jodes”.


Rosemary Castro Solano. http://lasbarbasenremojo.blogspot.com

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