Arrieros somos y en el camino andamos, ...

y en el camino nos encontraremos. Qué curioso cómo a veces uno piensa cómo será la próxima vez que se tope a alguien que realmente no quiere toparse. Y cómo en la mente uno proyecta escenarios de alto drama que, al final, son inexistentes. Más bien, es una especie de alivio y de triunfo personal ver a la persona y pensar que pobre a quien esté endulzando en este momento y qué dicha que (ya) no es uno. Mmm, arrieros somos.

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