Las barbas en remojo

Pongo la invitación porque faltan diez días para el cumple y entonces quería reiterar que el sábado 29 (día de los Arcángeles), espero cambiar mi acostumbrada mesa de la ventana por una mesa grande para sentarnos a hablar y a comer, largo y tendido. Cordialmente invitados al único restaurante que voy (rajado, debería dejar de ser tan fiel) a comer rosadito el día del cumple por ahí de las nueve (tal vez antes, porque cierran temprano). Aunque manda que se pongan en varas, con tantísimos clientes que esta servidora les ha llevado. Entonces, sushi lovers of my world, let's gather on the very last Saturday of the month. He dicho. :)

La semana pasada, el día del terremoto que dejó a tres familias de luto y a más de cien familias sin vivienda, puse la foto de dos flores que me habían regalado el martes 28 de agosto. En ese momento, la compartí porque las había recibido de forma totalmente inesperada, era coincidencia cósmica que fueran mis flores preferidas y que me hubieran durado ya ocho días, cuando yo, que tengo experiencia con las hierberas fucsia porque durante un tiempo las recibía cada semana (y por cierto, gracias por ese colorido semanal durante tanto tiempo), sé que no duran tanto. Pues hoy vuelvo a compartirlas porque no sólo no se ha muerto mi flor mágica (dijo una amiga), sino que está más abierta y linda que nunca. Sí, la fucsia, mi preferida. Y en el día trece, señoras y señores. Estas vienen de alguien que me permitió conocer cómo funciona "una mente brillante" sin tanto convencionalismo social. Así que esta flor biónica viene a ser una especie de "apple for the teacher",