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Marzo de 2003

“Los zapatos de Hans Blix”¨

“Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre”
Friedrich Engels

Ya en el siglo XIX la humanidad había recorrido un camino lo suficientemente sangriento para motivar a un pensador a plasmar en una frase una verdad de carácter tan monumental como la expuesta por Engels en la frase que antecede a estas líneas. La opresión jamás constituirá el camino hacia la libertad, este es el mensaje que nos manifiesta el filósofo alemán. No es un mensaje nuevo para nosotros, ciudadanos del siglo XXI y sin embargo, en el conflicto que atraviesa la humanidad en este momento, parece una verdad recién descubierta.

Hans Blix es el jefe de los inspectores de armas destacados por las Naciones Unidas en Irak, con el fin de velar por el desarme real y efectivo de esta nación. Sus zapatos han recorrido mil veces el suelo de la nación iraquí y las mullidas alfombras de la sede de Naciones Unidas en Nueva York. Han marcado sus pasos a través de escenarios paradójicamente distintos pero,  sobretodo, han caminado por el mismo sendero de impotencia que millones alrededor del mundo trazan al oponerse a la guerra.

Su trabajo y el de sus colegas ha sido tirado por la borda en un despliegue de prepotencia e irrespeto al derecho internacional pocas veces visto. Su voz, ignorada por los líderes del Norte, no encuentra más eco para pedir tiempo. Tiempo para evitar la masacre, tiempo para frenar el petro-genocidio. 

Crónica de una invasión anunciada

Los ojos expectantes de millones de personas se posan sobre el Golfo Pérsico, al tiempo que Irak es invadido por la coalición formada por Estados Unidos y Gran Bretaña. ¿La causa? Tan oscura y densa como el crudo que yace en los suelos iraquíes.

Fuentes oficiales de los invasores afirman que el gobierno iraquí, encarnado en la figura del dictador y tirano Sadam Hussein, ha incumplido los acuerdos de desarme impuestos por las Naciones Unidas y, por tanto, representa una flagrante amenaza para la humanidad. Asimismo, esgrimen que el gobierno de Hussein es protector y patrocinador de grupos terroristas como Al Qaeda, liderado por el ahora célebre Osama Bin Laden y supuesto responsable de los ataques terroristas al World Trade Center y al Pentágono estadounidense en setiembre de 2001.

No obstante la insistencia en sostener estos argumentos, la opinión pública mundial y el mismo Consejo de Seguridad no los aceptan como suficientes para iniciar un ataque invasor que acabará con la vida de miles de iraquíes y empobrecerá aún más a una nación que no ha conseguido levantarse de los estragos ocasionados por la operación “Tormenta del Desierto” ejecutada por la fuerza estadounidense en enero de 1991 y por las sanciones internacionales posteriores.

La historia evidencia que existe una diferencia sustancial entre el ataque de entonces y el de ahora, la cual  estriba en la intención y legitimidad del mismo, pues entonces se buscaba liberar a Kuwait de la ocupación iraquí y, por tanto, la comunidad internacional daba su visto a bueno al rescate del pequeño estado petrolero.

Sin embargo, en esta ocasión la invasión de la coalición Estados Unidos-Gran Bretaña no sólo se considera injustificada sino también como un ataque de carácter neocolonialista que forma parte de la política exterior norteamericana propuesta por la administración de ultra derecha de George W. Bush. Ésta, dictada por el grupo de asesores conocido como “Los Halcones” en el llamado “Proyecto para el Nuevo Siglo Americano”, ansía imponer el dominio estadounidense al mundo como potencia hegemónica con control absoluto sobre los diferentes bloques de naciones, en especial aquellas consideradas miembros del llamado “Eje del Mal” (Medio Oriente, Corea del Norte, Europa del Este y China).

Este plan de “conquista del mundo” fue trazado desde 1998, año en el que “Los Halcones” presionaron al entonces presidente Bill Clinton para que condujera un ataque armado hacia Irak a raíz de la expulsión de los inspectores de Naciones Unidas por parte del régimen de Hussein. Su petición no fue escuchada y entonces sus esperanzas se cifraron en la victoria de Bush en los comicios presidenciales del 2000, con miras a tomar el poder que les permitiría la consecución de sus nefastos objetivos.

En una muy controvertida elección, la cual fue decidida por los votos correspondientes a Florida, estado gobernado por el hermano menor del ahora presidente, Bush hijo se hace del poder en Estados Unidos. No transcurre un año de iniciado su gobierno cuando toman lugar los peores atentados terroristas que registra la historia norteamericana, en aquel martes 11 de setiembre de 2001, cuando el mundo ve derrumbarse las Torres Gemelas del World Trade Center y un ala del Pentágono es también destruida por el ataque de un secuestrado avión comercial.

Empieza entonces la cacería de brujas. La negra inquisición donde todo aquello que recuerde al Islam se convierte en un posible blanco de ataque y destrucción. La nueva administración no podría haber encontrado un mejor momento – ¡oh extraña coincidencia! – para diseminar el fanatismo patriótico entre los estadounidenses. Es Afganistán, la paupérrima nación con el menor PIB del bloque árabe y con un régimen castrante establecido por los extremistas talibanes, la primera víctima a quien se le castiga despiadadamente y con visto bueno internacional, dada la sospecha de que albergaba en su seno al corazón mismo de los terroristas responsables del martes negro.

Pero, ¿quién sigue? ¿Qué otros nombres contempla La Lista? Parece que Irak es llamado alfabéticamente al “Monopoly del Terror”. La presión da inicio en el 2002 con el argumento estadounidense de que el régimen de Hussein no se sometía realmente a los convenios de desarme y destrucción de armas masivas. Bagdad, acorralada por la presión internacional accede a admitir de nuevo a los inspectores de la ONU como garante de su disposición para cumplir con el exigido desarme.

El Norte insiste e incluso acude a la utilización de falsas evidencias presentadas por Colin Powell ante el Consejo de Seguridad – en el que quizá sea el único pasaje irrisorio de esta cruenta crónica -. La tensión aumenta y ante la bandera de europeísmo y defensa de la diplomacia enarbolada por el presidente francés Jacques Chirac y secundada por el canciller alemán Gerhard Schroeder y por el presidente ruso Vladimir Putin, los anglo-aliados deciden saltarse el orden internacional y atacar sin autorización ni legitimidad alguna.

And now playing… Mortal Kombat!

Miércoles 19 de marzo. En horas de la noche en Occidente y de sangriento amanecer en Oriente, la doble B (Bush-Blair) decide jugar al “Mortal Kombat”¨. Millones de ojos ven con horror las explosiones de misiles tomahawk y crucero en la costa sur de Irak. El horror se televisa y, en forma escalofriante, se sigue cuál partido de fútbol o película de Schwarzeneger.

Las distintas voces de líderes alrededor del orbe, que incluyen figuras de ámbitos tan diversos como Juan Pablo II y Gabriel García Márquez, recogen el clamor de los pueblos y se alzan en contra del sangriento instinto bélico de los anglo-aliados. Obviamente, no son escuchadas y, por el contrario, el cowboy amigo de Jack Daniels intenta avalar sus horrores con alusiones bíblicas en cada una de sus palabras. El horror se tiñe entonces de indignación y baña las manifestaciones de miles de ciudadanos del planeta que “Los Halcones” pretenden, a toda costa, dominar.

La pantalla se convierte entonces en un agujero distorsionado a través del cual se observan las imágenes del nefasto video juego en compañía de comentarios en absoluto objetivos. De este lado del orbe, CNN se encarga de desplegar las alas del águila / halcón norteamericano y de intentar convencernos de que “papá Sam” viene a salvarnos a todos del “abominable tirano de negros bigotes”. La guerra se libra entonces en el suelo iraquí y en las pantallas de televisión de millones de hogares alrededor del mundo.

¡Y domingo siete!

Mientras tanto, en una pequeña nación del centro del continente americano se producen disparates al por mayor. El gobierno de Costa Rica hace gala de una tartamudez y desvaríos diplomáticos que la historia del país nunca antes había conocido.

Como primer eslabón de esta cadena de desatinos, el embajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas, Sr. Bruno Stagno, es destituido de su cargo tras proclamar ante el Consejo de Seguridad un discurso en el cual se muestra una posición contraria al ataque a Irak y se solicita dar mayor tiempo a los inspectores de Naciones Unidas, implorando por “26 millones de iraquíes inocentes que pagarán con su vida el precio de un ataque armado”. ¿Por qué censurar una posición que no podría concordar más con el sentir de la gran mayoría de costarricenses y que se ubica en la línea de defensa de la paz y del derecho internacional que siempre nos ha caracterizado?

El Canciller, Roberto Tovar, exige la renuncia como posible respuesta “marionetera” a alguna llamada de atención de la Embajada de Estados Unidos. Sin embargo, horas después restituye a Stagno en su cargo, tras ser interpelado por figuras del calibre político de Oscar Arias, expresidente y premio Nóbel de la Paz 1987. Este “sainete deplorable”, como fuera calificado por Rodrigo Madrigal Nieto, excanciller e ilustre diplomático costarricense, deja sin credibilidad alguna a nuestro representante ante las Naciones Unidas.

Posteriormente, el gobierno no alcanza a definir su posición ante el ataque armado. En primera instancia, se abstiene de pronunciarse y, una vez declarada la guerra contra la nación petrolera, se une a la ilegítima coalición de invasores. ¿Cómo? ¿Por qué? Y, sobretodo, ¿con qué permiso Abel Pacheco y su Canciller se toman la atribución de convertirnos en cómplices de este genocidio y en blanco potencial de ataques terroristas en protesta por la petro-guerra? Esta lamentable acción debe ser enmendada a priori, demandan los principales actores políticos del país, pero el gobierno se hace de oídos sordos.

¿Qué clase de neocolonialismo ideológico nos obliga a ir en contra de nuestra extensa tradición de paz? ¿Será acaso que “Los Halcones” han obrado también dentro de su macabro plan un apartado que contempla la conquista ideológica de las naciones gobernadas por los débiles de mente, y en las que nuestro país parece situarse de cabecera en la lista? ¿Cuáles vínculos pueden ser tan fuertes como para obligar a un hombre considerado como humanista, amante y defensor de la vida a ridiculizarse y dejar escapar frases que disculpan y apoyan la muerte de niños, siempre que éstos sean árabes?

El gobierno ha ignorado el sentir de su pueblo. Ha actuado con bajeza y cobardía como el mayor de los títeres del Tío Sam en Latinoamérica. La Patria le ha demandado la rectificación de sus deplorables actos y sólo ha encontrado frases demagógicas y cuasi-demenciales para justificarse. El caos de nuestra credibilidad pacífica asoma y nos devela una verdad que desnuda se hace intolerable: lejos de la Suiza, hoy somos el Texas centroamericano.

Los “suecos” de Mr. Blix

Los zapatos de Hans Blix probablemente se encuentren fieles al pie de su cama. Hoy, son zapatos de hombre triste que quizá encuentre difícil conciliar el sueño con el sinnúmero de what if que deben danzar por su mente. Zapatos de ciudadano que ve por televisión como la tierra de sus amigos, cuna de la civilización occidental y hogar de millones de familias es arrasada sin piedad.

No son zapatos de hombre inconsistente ni vendido. En eso se diferencian mucho de los zapatos del Presidente y Canciller ticos. Estos zapatos cargan diariamente la frustración que refleja el sentir mayoritario de una aldea global que aún no sale de la estupefacción ante la desmedida y encarnizada ambición de la administración estadounidense. Cargan también con la pena de comprobar que vivimos a merced de la ley del más fuerte, dónde el moderno Trasímaco se atribuye el absoluto dominio de todas las naciones del orbe.

En cierta medida, son también mis zapatos y los suyos. Zapatos con olor a conciencia de luto. Zapatos de hombres y mujeres que transitamos por el mundo con el nuevo y perenne miedo a la asquerosa “guerra preventiva”.

Zapatos, tan sólo zapatos.


¨ Rosemary Castro Solano. Estudiante de Ciencias Políticas. UCR. Costa Rica Política y Sociedad I. Grupo 01. 
¨ En alusión al famoso videojuego del mismo nombre.
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Octubre de 2007

Inundados de marketing, nadamos en un mar de banalidad

Rosemary castro Solano¨

“Las tiranías fomentan la estupidez”
Jorge Luis Borges


CORTOS. El periódico del pueblo, Diario Extra, informa hoy viernes 17, en un desplegable de 2 páginas al centro, que el presente temporal es el peor de los últimos 108 años. Acompaña el reporte una gráfica de mi país, dividida en colores según el grado de alerta y fotografías que hablan sin palabras sobre la magnitud de la tragedia en lugares como Cañas, Corredores y Parrita.

El hermano “encorbatado” de esa publicación, es decir, La Prensa Libre, publica hoy también datos contundentes: 65000 personas afectadas, siete muertos y 274 pueblos golpeados por las lluvias. La información documenta con exactitud las comunidades más azotadas y revela, ¡oh fatalidad!,  viejos conocidos en términos de  pobreza y falta de oportunidad, tales como Guanacaste (sus 11 cantones), la zona Sur (de Pérez Zeledón a Corredores), el Pacífico Central (Quepos y Parrita) y la frontera Norte (Upala).

Días antes, el 11 de octubre, el mismo informativo nos contaba cómo los mensajes de texto para apoyar a cierta compatriota en determinada competencia de marketing televisivo, habían superado los $87 millones, de los cuáles el ICE conservaría el 40% (unos $35 millones) y el resto irá derechito para las arcas del gigante organizador Sony, experto en fabricar productos de fácil digestión y altamente idiotizantes.

Así, a las claras, 47 mil millones de colones se destinaron a promover la estafa disfrazada de entretenimiento, trampa en la que no sólo cayeron miles de costarricenses con teléfono celular, sino instituciones públicas y funcionarios de todo rango. Ah, y por supuesto, empresitas privadas, que no dejan santo con cabeza, y figurones de la tele basura, que no pierden chance de salir en pantalla con su cara de plástico mojada por la falsa lluvia de sus lagrimitas de “derrota”.

NEGOCIO REDONDO. Los datos anteriores, chocantes o no, según el número de veces que se haya mandado la palabra MARÍA a la tal central de cobros, deben servir para reflexionar en torno al rumbo que estamos tomando como país, pues nos hemos convertido en tierra de marionetas para los medios masivos, quiénes no sólo crean realidades vacías y banales, sino que nos las imponen y condicionan nuestro civismo (el colmo, hasta nuestro amor a la patria) a la compra de tan nefastos productos.

Y es que, claro, cómo bien apuntaba un columnista de otro diario, qué fácil es ponerse la camiseta nacional y apoyar cuando hay tanta ganancia de por medio. Así quién no. A unos, les tocaba apoyar y pedirle a Tatica Dios que rapidito pasara el fenómeno cantor, pues su propio reality criollo, “Meneándosele al  dueño” estaba casi en ruinas con los ticos embobados por el hechizo Sony. Los otros, por su parte, debían aprovechar este golpe bajo a su rival eterno y hacer cuánto aspaviento fuera posible, pues así descontaban diferencia en rating y de ganancias con la tele meca de La Sabana.

Pero, ¿cuándo han apoyado en realidad el talento tico? ¿O es que ahora promover los implantes masivos de silicón y los galones de agua oxigenada son muestras vivas de promoción cultural? Ambas empresas, La Uruca primero y luego su rival, son grandes cómplices en la grotesca mercantilización de la mujer en los medios nacionales, pues comenzaron una cultura “A Todo Dar”, que promueve el camino fácil, quirúrgico y horizontal para saltar a la fama, aunque sea de “Chinamo” en chinamo.  

Hipócritas. Nunca los hemos visto reportando sobre las escuelas municipales de música, los festivales coreográficos o los intercolegiales de canto que, por cierto, parecen ser más estrictos en talento, pues la ahora “ídolo costarricense” tampoco fue ganadora del intercolegial, organizado por una marca de refrescos, en el que participó en 2006.

PAN Y CIRCO. El Imperio Romano, tirano desde su génesis, tenía como lema darle al pueblo pan y circo para tenerlo contento. La vieja estrategia, data de la época del César, consistía en organizar toda clase de eventos de entretenimiento, festejos y festivales con el afán de someter a las masas.

A nivel local, nuestro tirano en el ocaso no perdió oportunidad de hacerse propaganda y salió, ni lerdo ni perezoso, a donar 1 millón de colones para que la familia de la rutilante estrella los desperdiciara en mensajitos de texto para su retoña. De paso, valdría preguntarse si ya le pidieron que anime el lanzamiento de campaña de la discípula arista, Laura Chinchilla, pues esos son de los que no sacan pelo sin sangre, y tanto apoyo y calentura popular, no puede desaprovecharse políticamente.

¿Y mientras? El país se llena de agua. Las comunidades de la periferia, tanto física como económica, oyen por quincuagésima vez que la Comisión Nacional de Emergencia está aquí para ayudarles a paliar la crisis. ¿Qué tal si hablamos, más que de paliar, de prevenir por medio de la construcción de diques de contención? ¿Organizar a la comunidad para educarla en materia de desastres naturales y construir de forma participativa un plan de emergencia? No, eso sólo lo oyen cuando se les echa el cuento en año electoral y, salados papitos, es hasta el 2010.

A la vez, las aves de rapiña legislativas, flamante pelo teñido y ropa cara, salen en los periódicos dando su total apoyo a la estrellita. Lástima que no corran presurosas también a dar la cara cuando se descubre que una buscó el apoyo del marido de la otra para pasar por alto un dictamen en materia de propiedad intelectual (todo un episodio de Desperate Congresswives) y que, todo ese contubernio, se da para lograr a la brava la aprobación del paquetón de injusticias llamado Agenda de Implementación.

PIES DE BARRO. Volviendo a nuestro punto de inicio, los reportes de los diarios, vi también que la muchachita fue recibida, y cito textual,  “como todo un ídolo” aquí en Tiquicia. Las gráficas reportan escuelas enteras en la zona de Río Segundo de Alajuela que salieron con pancartas y banderas a saludar el paso de la ilustre caravana. Ojala que estas mismas escuelas se hayan dado prisa para organizar recolectas de ayuda para los damnificados de este país, o al menos de su provincia, pues no es justo que sólo se le ayude a quién limosnea a grito pelado, al son de cancioncitas pop.

Los reportajes también nos regalan la joyita de que la muchacha vino a firmar autógrafos y a echarse un par de piecillas, para complacer a la masa, en compañía de un personero de Sony. Entre sus declaraciones afirma que su género es y seguirá siendo el pop, que está preparada para la fama que se le avecina, que durante el concurso se acostumbró a no hacer nada y que les agradece “a todos los que votaron por mí.”

Ni por asomo se le escuchó alguna frase como “Y hago un llamado a otros compañeros del medio para que este domingo nos reunamos en el Parque de la Paz en un mega concierto para recaudar fondos para nuestros hermanos damnificados, en el cual esperamos también se hagan presentes las donaciones de las televisoras y de todas las empresas que me apoyaron”. Ni una sola mención a la tragedia natural que ha colapsado carreteras y pueblos enteros en este país, que hace tan sólo una semana colapsaba las plataformas tecnológicas para darle su apoyo.

Y curiosamente, no nos extraña. Imposible pedirle peras al olmo o conciencia social a quien sólo conoce escarcha y bombas de chicle. Aparte, ¿cómo culparla? Esas comunidades pobres y embarrialadas difícilmente pueden verse desde la ventana del Marriott.

¡Qué viva la pepa!


¨ Politóloga y educadora
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Marzo de 2008

CARTA ABIERTA A LA “DIPUTADA BRATZ”


Ser público no implica ser farándula,
ser mujer no significa ser adorno
 y ser joven no equivale a ser superficial”


DEFINICIONES. Soy mujer, costarricense, joven. Tan costarricense como los cientos de miles que hemos nacido a la luz de la CCSS. Tan joven como usted, misma generación. De profesión escogí la ciencia política y asistí a la Universidad de Costa Rica para graduarme sin trueques netamente monetarios de por medio. De vocación, la enseñanza me escogió y de esta forma me gano la vida.

Además, junto con 748 mil compatriotas, creo que la patria no se vende y que la riqueza no debe concentrarse en bosques residenciales (como los de Lindora) ni destruir bosques naturales (como los de Osa). 

Creo además que la Constitución Política es más que un simple folletito empastado y, porque la respeto y obedezco, no puedo reconocer como propio el gobierno ilegítimo de quiénes ahora administran los recursos del país.

RAZONES. ¿Qué por qué le escribo? En realidad hace ya más de un año que tengo la espinita. Dos o tres veces nos hemos cruzado en actividades de quiénes nos oponemos a la venta de la Patria (y reconozco que usted siempre me pareció extranjera esas tierras) y siempre opté por ignorarla. Bien que bien, yo no voté por la fracción que usted representa, pues preferí ampliar mi frente de opciones y apoyar a un viejo conocido de las luchas del pueblo.

Sin embargo, tanto va el cántaro al agua (o la adulación a la oreja tonta), que un día se quiebra (igual que el hilo, siempre por lo más delgado). Y, francamente, sentí la obligación patriótica, genérica y generacional de manifestar mis opiniones sobre su histriónico recorrido por el órgano legislativo (valga la aclaración) de la Patria.

PALABRAS. Me gustan los aforismos, siempre me han gustado, y pensé en utilizar alguno para ilustrar estas líneas, pero al pensar el tema del mismo, se me vinieron tantos conceptos a la cabeza que no pude optar por uno solo. Ética, sabiduría, honradez, integridad, eran tantas las alternativas que al final decidí eliminar la cita célebre, pues comprendí que es un asunto más integral. Se trata de dignidad.

Y es que, en realidad, de eso se trata. Ya no hablemos de conocimiento de la legalidad (que pese a los titulitos de más allá de las Américas, parece ser más que escaso), ni de sabiduría (imposible pedirla a quien fotográficamente  le abre las piernas a los roles patriarcales que tanto se ha luchado por eliminar, reafirmando con su acción el carácter mercantil de la mujer, que ya ni en puestos de elección se salva de ser comercial objeto).

AL PUNTOHablemos simplemente de dignidad. Dignidad como condición de vida. Dignidad definida en palabras de Martí como un mejor minuto de pie que una vida entera de rodillas. Dignidad como el respeto intrínseco que reviste nuestra condición de seres humanos. Dignidad como la capacidad de ser virtuoso en los actos propios.

Sólo es hombre, y agrego que mujer, quién tiene derechos. Esa frase, que trasciende los actos cívicos, para muchos de nosotros sirvió más que para pasar en música. A algunos se nos grabó y nos caló hondo. Hondo del hondo que va más allá de la ropa de moda, de las capas gruesas de maquillaje y del pelo planchado y cambiado de color. Hondo del que llama a levantarse cuando se agrede con brutalidad a la libertad, tiñéndola de sangre, de mentiras MEMOrables, de coacciones abiertas (y también solapadas). En fin, de escoria y de rapiña.

Sabemos bien, y también lamentamos, que la bandera del partido que usted aún oficialmente representa y por el cual muchos de nosotros alguna vez votamos, se encuentra a media asta en la tarea opositora. Es difícil, se imagina uno, en medio de la autocracia y el total cierre de filas oligárquico en torno a una causa, mantener la frente en alto y, más debe serlo, cuando se está deslumbrado por el brillito de los flashes, de  las lentejuelas y de los halógenos de ciertos carros.

No obstante, por más que lo pienso, créame que no logro percibirlo como excusa. Ser público no implica ser farándula, ser mujer no significa ser adorno y ser joven no equivale a ser superficial.

POR FIN, ALGO INTELIGENTE. Leí el viernes que la propia juventud de su partido se siente avergonzada. Y también leí, en el mismo periódico que diariamente narra los andares y haceres del contingente silicónico del país, que su recomendación para ellos y ellas, si no querían verla tanto en prensa, era que no leyeran más los diarios nacionales.

Y, oh milagro, por primera vez,  escuché de su boca algo sensato. Guarda usted toda razón al recomendarle a la gente joven que no lea prensa, pues los llamados “periodicones” del país solamente les presenta la cara adinerada de la noticia,  la cara que, desde mucho antes de que los guardianes de la constitución se subastaran al peor postor, ha empeñado toda su maquinaria para hacer creer al pueblo que venderse en bandeja de lata es construir progreso y desarrollo.

PUNTO FINAL. No pretendo, con estas líneas, provocar en usted cambio o reflexión alguna, pues sólo me ofendería que alguien de su talla pusiera atención a mis palabras. Simplemente es cuestión de desahogo, de dejar salir las impresiones que se me han acumulado en estos dos años y que, como le dije antes, ofenden tanto en género como en edad.

Y, para no dejar nada en el tintero, procedo a explicar mi título, producto de esos maravillosos juegos de palabras del marketing que a los figurantes como usted tanto le gustan. “Brat”, en la lengua del que sus aliados legislativos designan como mayor socio comercial de Costa Rica, significa malcriado o de mal comportamiento y, en plural con un cambio de s por z, es también el nombre de una popular línea de muñecas, que les presenta a las niñas una imagen de mujer joven caracterizada por su superficialidad, obsesión por el aspecto y, aunque sea todo lo contrario, aires de “osadas trasgresoras del sistema”.

¿Apropiado, no?
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Octubre de 2009 

Carta abierta sobre la responsabilidad en el accidente del 22 de octubre de 2009 en el río Grande de Tárcoles

Ayer jueves 22 de octubre la historia nacional se tiñó de sangre, una vez más, con un accidente de tránsito. Sin embargo, esta vez no se trata de conducción temeraria ni de manejo bajo la influencia del alcohol. Esta vez se trata de un grupo de hombres y mujeres nuestros, que hacían el trayecto de Turrubares a Orotina, tempranito y para dirigirse a sus lugares de trabajo, estudio o de atención médica.
 

Estos ticos, tan nuestros, viajaban en un modesto y antiguo autobús, conducido por el señor Víctor Manuel Salas, chofer, padre, esposo, vecino de Coyolar de Orotina y quién, según el jefe del cuerpo de bomberos de Orotina Juan Carlos Blanco Mora, "nunca abandonó el bus, siempre estuvo aferrado al volante. No salió de la unidad hasta que el último pasajero lo hizo. Siempre intentó mantener la calma. Se quedó en el sitio hasta que sacaron al último fallecido del río".
 

No obstante, horas después, la flamante ministra de Transportes, Karla González, atribuyó la caída del puente al irrespeto del chofer del autobús a las señales que indicaban el peso permitido para circular por ahí y al deterioro por el paso del tiempo que tenía la estructura. A la vez, reconocía débilmente que en su ministerio conocían la situación desde hacía más de tres años y que "ya se había comprado el material para sustituirlo, pero faltaban las bases". Como corolario de su penosa intervención, la señora González cerraba diciendo que otros ingenieros del MOPT conocían del deterioro y que la responsabilidad no era sólo de ella.


Y fue en ese momento que a la tragedia se le sumó el cinismo. ¿Cómo para efectos de privilegios y viajes sí se detenta el poder y no para asumir las consecuencias de la negligencia? Para muestra de su indiferencia ante la situación de quiénes no son ricos ni famosos, el alcalde de Turrubares, Rafael Vindas, y el alcalde de Orotina, Emilio Rodríguez, indicaron que hace 15 días solicitaron al MOPT que interviniera el puente por el riesgo que representaba, pero nunca les respondieron.


Según el alcalde Vindas, “Hace más de un año, el 18 de agosto de 2008, le enviamos una carta a la Ministra pidiendo su intervención por el mal estado del puente; el pasado 18 de setiembre de 2009 le mandamos otro documento y sucedió lo mismo, no hicieron nada. En esa oportunidad yo se lo dije a ella, hasta que no haya un accidente entonces no van arreglar el puente”. Para él, dicho puente no era una prioridad del MOPT, pues aunque este es parte de rutas nacionales no les interesaban las necesidades de los usuarios de la zona.


De esta forma, cabe preguntarle a tan distinguida jerarca, ¿es o no es su responsabilidad la negligencia y la omisión que jugaron un papel determinante en lo sucedido ayer en el Tárcoles? ¿Cabe decir, a manera de excusa, que no sólo usted sabía del deterioro del puente.  



Es muy fácil ahora apuntar hacia el chofer y acusarlo por homicidio culposo, aduciendo que es enteramente suya la responsabilidad. Claro, el hilo siempre se rompe por lo más delgado y más en un país gobernado por ricos que gobiernan para ricos. ¿Como usted sí ha atendido con apremio todo lo relacionado a la empresa concesionaria de la soleada autopista que justamente tocará los poblados en cuestión, en su veloz trayecto hacia Caldera?


Quiénes consideramos que este gobierno es una dolorosa muestra de concentración del poder, asimetría y falta de transparencia no podemos dejar de preguntarnos por qué esta administración mantiene en cargos de decisión a personajes que nos resultan nefastos. Ahí siguen muy orondos el diputado del miedo, bajo su concha de primo, la señora del  “gallito” en Cerutti y, más recientemente, la “aero-diputada”.


¡Todos deberían irse! Es más, deberían hacerlo tan pronto se han ventilado sus inmundicias y no esperarse a que los órganos institucionales (que también forman parte de los que se tapan con la misma cobija) hagan sus remedos de investigación. Su patrono, sí señor, el pueblo de Costa Rica, los ha dejado de mirar como confiables y les ha exigido su renuncia, así que no hay derecho a quedarse devengando salarios que no merecen y decidiendo en nombre de todos nosotros.


El artículo 194 de nuestra Constitución Política reza claramente ““¿Juráis a Dios y prometéis a la Patria observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes de vuestro destino? -Sí, juro. - Si así lo hiciéreis, Dios os ayude, y si no, Él y la Patria os lo demanden”. Usted, al igual que los otros desvergonzados, juró y por tanto, deberían irse.


Que las aguas del Tárcoles no se tiñan, además de la sangre, de impunidad y alcahuetería con los peces gordos del estanque. Yo le pregunto, señora González, ¿quién es más culpable: el chofer que estaba haciendo su trabajo o usted que no estaba haciendo el suyo?


Paz a los restos y a las familias de las víctimas del accidente del 22 de octubre de 2009 entre Turrubares y Orotina.  


Rosemary Castro Solano
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Enero de 2010

Ofensa con O de Ofelia
Rosemary Castro Solano

Una pequeña búsqueda en Internet, motivada por la indignación que me inyectaron los titulares de una entrevista a plana completa y full color en el periódico del domingo, me reveló lo que ya sospechaba, por simple “malicia indígena”: el nombre Ofelia tiene un significado altruista. Claro está, en otros contextos y latitudes.

Déjenme que me explique. No es que el nombre me guste particularmente, porque sería de los últimos que escogería para una hija. Sin embargo, escucharlo me remonta a los episodios de Odisea Burbujas que presentaban, tan colorida como entretenidamente, los grandes clásicos.

Claro, ya uno de grande y con alguna oportunidad de conocer un poco acerca de obras en otras lenguas, capta que Ofelia era la desafortunada amante de Hamlet, que pierde la razón y decide quitarse la vida. Toda una tragedia.

Y, ¡qué curiosidad! Las vueltas que da la vida. Resulta que hoy, en nuestra “Costa-Rica es-mi-patria-querida”, el nombre Ofelia representa también una tragedia. La diferencia es que esta no es un sainete amoroso, sino una vergüenza cívica, institucional y política.

Sí, señores. Es claro a quién me refiero. La protagonista visible de la tragicomedia (para verle el lado amable) es, nada menos y nada más, que Ofelia Taitelbaum. Funcionaria pública que resultó electa diputada en 2006 e impuesta “defensora” (no se sabe de qué o de quién), tres años después.   

En una de las páginas más vergonzosas de la historia nacional reciente, la cúpula arista nos volvió a demostrar que las instituciones les parecen tuquitos de Lego para acomodarlas a su antojo y, sin más ni más, nos montaron a la señora en el puesto más irónico de todos: “Defensora de los Habitantes”.

Pero, un momento. La entrevista de ayer es contundente y no deja duda. No fue tampoco que los hermanos estrella la escogieron, la impusieron y listo. Aún ahora, develados los risibles pormenores de su elección, la “ñora” afirma, en la entrevista citada, que ella era “la mejor candidata”. ¡Hágame el favor!

De pronto, más que un nombramiento institucional, el asunto parece una “conchería” moderna. Claro, en las de don Aquileo, “concho” se refería a nuestros honorables campesinos y en esta, yo diría, se refiere a la “concha” o “cáscara” de esta gentecilla entronizada en el poder, para hacer semejante cosa y no ponerse ni rojos de la vergüenza.

En la página de la Defensoría, la reseña histórica me resulta risueña. Dice textualmente:

En un inicio este Procurador era designado directamente por el rey. Sin embargo, como producto de una serie de revueltas que se produjeron en Suecia en 1809, se dictó una nueva Constitución que incluyó en su artículo 96 la designación del Ombudsman por parte del Parlamento. Según dicho texto constitucional, el Parlamento debía designar a un jurisconsulto de "probada ciencia y de singular integridad" encargado de controlar la observancia de las leyes y velar porque los funcionarios las cumplieran en el ejercicio de sus funciones”.

Debo decir que las partes en negrita son mías, y que el propósito de resaltarlas es justamente subrayar la ironía que implican. “…era designado directamente por el rey”, suena aterradoramente familiar, y la parte de “jurisconsulto de probada ciencia”, mejor ni comentarla.

Luego, al mirar la misión y a la visión, la risa de la reseña da paso a un deseo de llanto. ¿Cómo que “La Defensoría de los Habitantes de la República es la institución responsable de proteger los derechos e intereses de las y los habitantes del país frente a las acciones y omisiones del sector público y en el cumplimiento de su mandato divulgará y promocionará esos derechos. Así mismo, velará porque el funcionamiento del Sector Público se ajuste a la moral y la justicia”?

¿Qué es eso de que anhela “ser una institución fortalecida, dinámica y con credibilidad, regionalizada y accesible en el ámbito nacional, con legitimidad y objetividad en sus actuaciones que procura garantizar el respeto a los derechos e intereses de las personas contribuyendo al mejoramiento de la gestión del sector público”?

Una vez más, el subrayado es mío y, de nuevo, parece que las y los habitantes de este país estuviéramos en “cámara escondida”, esperando a que nos digan “Esto es una broma, muchachones. Manden saludos a la casa”. Conste, no uso el tono jocoso para opacar la gravedad del asunto. Por el contrario, el humor es el arma que infinitas veces hemos usado los pueblos atropellados por tiranos y tiranillos para paliar las crisis.


A manera de ejemplo, recién designada la funcionaria, un grupo de compatriotas se organizó para llevarle serenata a las afueras de la Defensoría y, de este modo, exigirle la renuncia. Por supuesto, la señora hizo caso omiso a estas manifestaciones y, por el contrario, halló muy práctico resolver el problema ingresando por la puerta de atrás. Lo anterior, literal y figurativamente. Qué ironía.

Así las cosas, no sabe uno si reír o llorar ante semejante bochorno. Sin embargo, y porque no quiero que estas líneas carezcan de coherencia (al igual que el nombramiento de tan “distinguida jerarca”), me parece importante retomar mi idea inicial sobre el significado del nombre en cuestión.

Según pude averiguar, el nombre “Ofelia” proviene del griego οφελος, cuyo significado es “ayuda”. ¿Ayuda? - diría uno. ¿A quién o para qué? Luego de mucho pensar, se me ocurrió que, en buen tico, ayuda se dice “empujón”. Y ahí fue donde entendí que todo pasa por una razón.

¡Claro que sí, todo pasa por una razón! Para quiénes creemos que la actual cúpula reinante representa una afrenta al Estado de derecho y al principio del bien común, es hora ya de organizarnos, despacito y con buena letra, para generar un auténtico control ciudadano, que nos permita detener imposiciones como esta, y como la situación que actualmente se suscita en los puertos limonenses, en las minas de Crucitas, en el agua de Sardinal, etcétera y etcétera.

Quién quita y este sea el “empujoncito” que necesitamos para dejar atrás la etiqueta de “domesticado”; la gota de agua que permita derramar el vaso para que fluya el diálogo transparente, como fluía el agua del río Ciruelas antes de que la súper carretera hiciera pedazos su manto.   

Quién quita. Total, “nadie sabe para quién trabaja”. ¿Verdad, doña Ofelia? 
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Febrero de 2010

 ¡Y domingo siete!
Rosemary Castro Solano

“Pienso que todos estamos ciegos. Somos ciegos que pueden ver, pero que no miran”
José Saramago

07 de febrero de 2010. Hoy 11 del mismo mes, es ya historia escrita. En la vida nacional, todo parece indicar que se escribe una nueva página al elegir a la primera mandataria en la historia del país. Pero, tras un segundo vistazo, me parece que la novedad se reduce básicamente al género presidencial.

Y no es asunto de amargura ni de resentimiento. La victoria de la señora es contundente, según las cifras oficiales. Además, a diferencia de hace cuatro años, la palabra fraude no se ha asomado, pues decirla rayaría casi en mezquindad ante porcentajes tan elocuentes. Su triunfo claro y apabullante, nos clava un dardo a quienes creemos que, en efecto, hay otra manera de gobernar.   

Hace cuatro años, el conteo manual se acompañaba de la eliminación arbitraria de más de 700 mesas, todo bajo el visto bueno del órgano electoral. Al mismo tiempo, un alto jerarca de baja estatura en el partido verdiblanco irrespetaba a quiénes habíamos optado por una Costa Rica más solidaria, llamándonos “el voto edípico”. Y nosotros, los cientos de miles que habíamos apostado por la acción ciudadana, veíamos cómo nos robaban la elección en la nariz y nos enviaban a archivar los sueños de justicia social y ética en la función pública por, al menos, cuatro años más.

Ahora no. No ha sido así. La victoria del oficialismo ha sido sorprendente para propios y extraños. Nosotros, en la misma trinchera del poder ciudadano, vimos caer el apoyo popular en quince puntos porcentuales, sólo en la papeleta presidencial. Tenemos además seis diputados menos en la fracción rojiamarilla y la esperanza de ampliar nuestro frente de un diputado a, al menos, dos legisladores, se ve pulverizada al obtener sólo la curul del compañero Villalta.
 
A la vez, como por arte de magia, la rigidez maderada del rostro de la señora electa desaparece para dar paso a una expresión relajada, casi cálida, que domina portadas y pantallas. De pronto, es la presidenta y, por momentos, incluso quiénes tenemos el corazón dolido con la derrota, quisiéramos verla empoderarse para discutir “de tú a tú” con el dictador en democracia y su hermano Premio Nóbel. Después de todo, ella sí ganó la elección presidencial, sin “chanchullo” de por medio (al menos no tan evidente), y “uno muy tonto” esperaría que ese respaldo popular avasallante la hiciera, por fin, cortar los hilos de la dependencia y sacar pecho.

Pero no es así. No podría serlo. Eso nos lo decía claramente y desde siempre, el corazón que tenemos del centro a la izquierda y que hace 18 meses dijo un NO rotundo a la venta nacional. Corazonada que hoy comprobamos rotundamente, cuando vemos el resultado de la cita entre pupila y maestro, tras la cual queda claro que la continuidad (en programas y nombramientos) será la clave del próximo gobierno.

¿Será cosa de uno el pesimismo por definición? ¿Tendrán razón los señores de las emisoras de opinión, al menos de las que mi señor padre oye todo el santo día, quiénes eran críticos acérrimos del gobierno hasta el viernes pasado y hoy son admiradores deslumbrados de la gobernante electa?

Por un instante, la duda asalta. Pero luego, se disipa con una sola mirada a nuestro alrededor. Basta con ver el millón de compatriotas que viven bajo la línea de pobreza y que el domingo decidieron apoyar la opción que les prometía ir hacia adelante, aunque no les especificara que todo adelante también tiene su atrás y que, en ese tren, ese ha sido y será su vagón.

Luego, como un balde de agua fría que más se asemeja a una escupa en la cara, observamos atónitos la lista de nombres que, según la prensa, se barajan para el gabinete. ¿Qué ven mis ojos? No puede ser. El primo aquel del memorando del miedo se ventila como el posible encargado de la Planificación del país y la señora diputada “Tango India” podrá viajar ahora en avioneta a visitar lo que quede de parques nacionales, en calidad de posible jerarca de Ambiente.

Si, como dice el refrán, “por la víspera se saca el día”, estamos muy lejos de un gobierno de unión nacional. Pensándolo bien, el innegable triunfo de la señora Chinchilla en las urnas, no minimiza el dato también revelador de que sólo 3 de cada 10 costarricenses le dieron su apoyo, pues también 3 de cada 10 no acudieron a votar, 2 lo hicieron por Acción Ciudadana y 2 lo hicieron por el Movimiento Libertario.

Yo no sabía, no tenía idea, que 3 de 10 son mayoría. Quiere decir, diría mi amada abuela, que de cada 10 ticos, a 7 “nos llevó candanga” (o nos siguió llevando, como quiera verse) el domingo siete.
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Mayo de 2010

Croa, croa

Rosemary Castro Solano
Politóloga y educadora


41.11% en febrero de 2006 y 48.12% en octubre de 2007 (números que aún nos cuestionamos aquí en el charco), así como 7 de 10 (si tomamos abstencionistas y opositores), según los datos revelados en la última elección presidencial hace tres meses.  

Estas cifras nos dan una idea, finalmente, de por qué este doncito con aires de estadista que acaba de salir “oficialmente” del gobierno, nos promociona como “potencia verde” en el extranjero. Ya extrañaba tanta fanfarria de “Paz con la naturaleza” y demás mentiras ambientalistas, pero es que no sabíamos que cuando “Dioscar” hablaba de “país verde” era porque, a todos los que no creemos en sus ínfulas megalómanas y que representamos las cifras del primer párrafo, nos ve como batracios. Ve vos.

Debo admitir que, al principio, no lo podía creer. Como buena batracia, pelé los ojos, abrí la boca y salté a la Internet, en búsqueda de tan sacro texto. Una vez leído, lo repasé un par de veces para constatar que aquel “mentao” Abdalá Bucarám (depuesto presidente ecuatoriano, removido del cargo por incapacidad mental), se queda “cortititico” ante las palabras de nuestro zar de la paloma.

Y, ¿quién nos llama “batracios”? ¿El “Premio Nóbel” que sólo en ciertos círculos de Costa Rica es reconocido, porque en Centroamérica, desgarrada hoy por jóvenes sin oportunidades, catástrofes naturales y democracias titerescas, SU NOMBRE NO DICE NADA? (Para muestra un botón, con su “Pacto de San José” en el golpe hondureño, todo un plato de babas).

¿El mismo que anda recibiendo Doctorados Honoris Causa en universidades tan añejas como su ego? ¿El que vive gobernando “a puño cerrado” este terruñitico, simple y sencillamente porque en cualquier otro reducto, no tiene mayor importancia ni cabida?

Acuérdese que logró montarse otra vez en la grupa sólo gracias a los manoseos constitucionales de sus amigos jueces y que, para eso, incluso tuvo que esperar que se derrumbara la “torre de Piza” que con vehemencia le había cerrado el paso en 2001.

Ponga cuidado a que, de cada 10 comentarios positivos sobre su persona o su administración, 9 salen de su boca o de alguno de sus lacayos, incluso bajo el vil disfraz de Ministerio de la Comunicación. ¿O es que no se ha oído o leído? “Me dicen que me van a añorar”, “Pusimos a Costa Rica a caminar”, “Soy todo oídos”. Todas, toditas, han sido frasecillas salidas de SU boca.

¿O me va a decir que no es patético “despedirse” (aunque ya sabemos que deja el cargo, pero no el mando) entre los alaridos de una doñita que gritaba sin cesar “Paz para mi gente, paz para mi campo”. ¿PERDÓN? Estamos en mayo de 2010, no en campaña electoral a finales de 1985, así que la cancioncita sale más que sobrando.

Por cierto, valga un paréntesis para el análisis lírico. “Paz para mi gente”, mientras volaban garrote a quiénes osaban manifestarse contra el imperio orejesco. “Paz para mi campo”, cuando se acaba de aprobar la minería a cielo abierto a punta de estudios técnicos privados. “Paz para las madres”, y su gobierno le quitó el rango ministerial al INAMU y usted jamás se refirió a la eliminación de los artículos clave de la Ley de Penalización de la Violencia en contra de la Mujer ni, mucho menos, a los múltiples femicidios e infanticidios que plagaron de dolor a las familias costarricenses. ¡Veníme!

Así que, ilustre herediano, tan tico como el arracache y el agua’e sapo, ubíquese. Usted no es ícono de ninguna historia, más que de la suya y la de sus esbirros. Usted no es Martí, no es Gandhi, no es Mandela, no es Juana de Arco y no es Juan Santamaría. A diferencia de ellos, los premios que usted luce, los ostenta a raíz de la sangre y de las lágrimas DE OTROS, porque hay un ingrediente necesario para pasar a la historia con hidalguía que usted jamás reunió, ni reunirá, y que se llama SACRIFICIO.

Por el contrario, usted siempre se ha servido con la cuchara más grande. Dice que no es capaz de recordar ningún acto corrupto en sus gobiernos y minimiza las cochinadas de sus empleados para contarnos, entre otras bellezas, que el uso arbitrario de los recursos públicos, como almuerzos y viajecitos en avioneta, EN SU ÓPTICA no es un acto corrupto.

Dice mi libro preferido (sí, qué pena, los batracios también leemos)

Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores; (…); y préciate más de ser humilde virtuoso, que pecador soberbio (…) Has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse con el buey”.

Y así es. Uno presume justamente de lo que carece y, no hace falta más que ver sus aires de prócer, para corroborar el dicho. En otras palabras, su título de “batracios” es en realidad una autoproyección, pues nadie mejor que usted para conocerse y saber su triste historia de rana que quiso ser buey (aún más, yo diría que pavo real) y para ello se colgó cuantas plumas de colores y medallas encontró, y aprendió a pavonearse para impresionar a las ranitas más débiles del estanque.

Lastimosamente, la rana sufre de lo mismo que la mona y, aunque se vista de seda, rana se queda. Por eso, no tiene otra más que jugar a hacer y deshacer en su triste estanque, aunque este le parezca infestado de caracoles (como ya nos había dicho antes). 

Para terminar, permítame un consejito musical, ya que las ranas somos expertas en cantar. Para la próxima, y Tatica Dios mediante que no la haya, en lugar de la complacencia de “Paz para mi gente”, pídase este otro hit de los ochenta: “Lady, lady, lady, vive en un mundo de cristal, cree que algún día él volverá”.

Cambiémosle el “lady” por “lord”, según sus autorreveladas aspiraciones, y tenemos una tonada que se acerca más a SU distorsionada realidad.

Mientras, aquí en el charco, seguimos las ranas cantando la nuestra. “Croa, croa”.

10 de mayo de 2010.      

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