Iba a escribir de Chávez y su legado en la forma actual de hacer política (especialmente, comunicación política), pero por el momento queda pendiente, pues me ganó la voluntad de escribir sobre un par de acontecimientos ocurridos en casa en días recientes. Y, al decir casa, no me refiero al nivel país, sino a uno aún más cercano: la cotidianidad en nuestra alma mater y lugar de trabajo, la Universidad de Costa Rica. Desde finales de septiembre de 2012, nos enteramos de la decisión administrativa (y política) de no renovar el contrato de Laura Martínez como directora del Semanario Universidad. En ese momento, se adujo que su salida se debía a que su nombramiento había vencido con el fin de la anterior administración universitaria en mayo 2012, pues su cargo es un puesto de confianza que concluye con el gobierno universitario. Además, en una suerte de atolillo con el dedo, la jerarquía universitaria afirmaba entonces que “Nadie ha pensado en cambiar la perspectiva crítica del Sem