Mi tío Ale (1939 - 2018)


"Oda al hombre sencillo" de Pablo Neruda

El pasado jueves 23 de agosto, cuando el día anterior ya había muerto y el que estaba en curso apenas se escribía, murió mi tío Ale tras enfrentar unos meses de enfermedad terminal de las vías biliares.

En su funeral - que paradójicamente fue en la Basílica de los Ángeles, con lo humilde y sencillo que era mi tío - me correspondió dar unas palabras y hablé con toda la sinceridad para decir que, de los lugares en los que me habían invitado a hablar, ese era el que más honraba por tratarse de la despedida de un hombre bueno y decente.

A la vez, me permití agregar lo siguiente:

     "Ale, desde su humildad absoluta, logró lo que muchas y muchos apenas podemos imaginar a
      manera de sueño imposible: renacer antes de morir sin más muletas que su convicción y el 
      amor por su familia. Entonces, sin pedir aplauso alguno ni reconocimiento y sin jamás acudir
      tampoco ni a la lástima ni a la ira, en vida ganó la batalla más dura de todas, que es vencerse a
     sí mismo y, al hacerlo, pudo reescribir su historia y ganarse a pulso de corazón el respeto y la
     admiración de todas y todos, porque el cariño siempre lo tuvo."

Y es que la historia de Ale es realmente digna de contarse y de escribirse pues él murió a los 79.5 años (esperanza de vida promedio en el país) a pesar de haber sido alcohólico desde los 15 hasta los 50 y, en consecuencia, de haber incluso vivido en la calle y de haber tocado el más profundo de los fondos.

Sin embargo, a los 50 años decidió - por sí mismo y por amor a su familia - que no tomaba más. Y así fue: lo hizo por convicción, sin amargura y sin ponerse en un pedestal y, al hacerlo, no sólo recuperó su dignidad sino que volvió al trabajo donde tanto lo quisieron siempre (ahí estaban los dueños de la fábrica en el funeral) y por medio del cual, además de lograr colocar en la empresa a varios de sus hijos, compró su lote e hizo su casa, volvió a casarse (pero con la misma señora, pfff), compró su carro y su moto, chineó mil nietos y también adoptó y chineó una perra hermosa que se llama Perla y tres gatas delincuenciales que él mismo decía que eran la muerte.

Entonces, no puedo pensar en otra palabra más que "vencedor" para describirlo.

En paz descanse mi tío Ale.

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