Navidad: verde de dólar y roja de Coca Cola
Dos pensamientos para reflexionar, en esta época de aguinaldos y "amigos secretos"
Saramago "La Navidad es una burbuja consumista que nos aisla del Apocalipsis"
El escritor José Saramago consideraba que la época navideña, caracterizada por el consumismo y despilfarro en los países ricos, supone 'vivir en una burbuja que nos defiende de lo que pasa afuera', donde hay personas que 'nacen en el Apocalipsis, viven toda su vida en él y no tienen ninguna esperanza'.
En entrevista concedida a Efe durante una visita a Barcelona en 2006, el fallecido escritor portugués destacó que esta situación 'es uno de los dramas de la Humanidad' y advirtió que 'lo que está pasado afuera es un crimen'.
Saramago recordó que 'nunca se ha podido vencer el hambre y la miseria', pero ahora 'hay muchos más ricos que hace 50 ó 100 años, mientras los pobres se han multiplicado'.
'Hay que tener en cuenta que la distancia entre los que tienen y los que no tienen sólo guarda paralelismo con la distancia que existe entre los que saben y los que no saben, y los que no tienen son los que no saben', por lo que 'son condenados desde que nacen', explicaba el célebre autor lusitano.
Nochebuena
Eduardo Galeano
Eduardo Galeano
Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás.
En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-Decile a... -susurró el niño-
-Decile a alguien, que yo estoy aquí.-
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