El amor a las mascotas
Encontré este artículo en elpais.cr, donde a veces escribo, y me pareció hermoso. Lo comparto y se lo dedico a mi tropa personal (Witty, Rana, Carbón, Tuercas, Pinta, Benjamina, Lenguas y Negro), así como a los muchos otros que he podido conocer y ayudar (Milo, Morgan) y los que me deben estar esperando del otro lado (Michi, Minino, Princesa, Dante, Flop, Babangira, Narciso, Pirulo, Mechitas y Nerona).
Quien desarrolla amor por las mascotas, ha descubierto uno de los sentimientos más puros asociados a los afectos. Es adoptar a otro ser y adaptarse a convivir con una especie distinta a la humana. Conexión sin idiomas a intuitiva. Son eternos afectos que nos profesan, incondicionales y absolutos. Desde la perspectiva humana, son los niños que nunca crecen. Desde la perspectiva de las mascotas, a lo mejor, somos los eternos amigos para jugar y acompañarnos.
Ellas (las mascotas) no entienden ni pasado ni futuro, sólo viven y disfrutan del presente con quienes les brindan protección. Presente donde la emoción principal es esperarnos, recibirnos, buscar nuestra mirada y segundos de atención. La espera puede ser de horas o de décadas, pero siempre nos esperan. Y si no llegamos, hasta el último día de su existencia, mantienen el dolor por la ausencia y la esperanza de volvernos a ver.
En la Ilíada, Argos, el perro de Ulises, lo reconoció después de 20 años, y en la emoción muere del corazón. La fábula se hace realidad cuando conocemos la historia de Hachiko, el perro japonés de Odate, que esperó a su amo fallecido todas las tardes por diez años a la entrada de la estación de tren de Shibuya, hasta que le sobrevino la muerte.
Egilda Parra, investigadora de "Creencias de las no ciencias", cuenta que en algunas culturas se piensa que al morir los humanos, quienes los reciben en esa otra etapa son las mascotas que tuvieron y que cumplieron su ciclo de vida bajo la protección de esas personas y en agradecimiento a ese tiempo, van a su encuentro a darles la bienvenida. El simbolismo de lo que significan las mascotas, en muchas latitudes, no es gratuito. Una buena parte de la historia de la humanidad da cuenta de ello.
En el presente, hay pueblos en Asia donde al morir los dueños, se sacrifica a las mascotas para evitarles el dolor de la ausencia. En Occidente, afortunadamente, esas prácticas no existen, pero lo que sí es cierto es que muchos de estos indefensos animales quedan totalmente desprotegidos en la ausencia por muerte de sus protectores.
Las mascotas, entre muchas de sus bondades, se integran fácilmente a la familia o se adaptan a las soledades de sus dueños. Estimulan el sentimiento de compañía, confianza y seguridad. La sola interacción con ellos, nos distrae y elimina el estrés.
Estos singulares animales entienden poco de decepciones, depresiones o de nuestra cosmovisión, pero sienten o perciben lo que sucede. Su intuición les da la capacidad de detectar el peligro y alertar. Y si de grandes peligros tenemos que hacer referencia, con las mascotas nos libramos de tener que ser víctimas de instintos típicamente humanos como la envidia, soberbia, venganza, crueldad y el odio, entre muchos otros.
Razón tenía el poeta inglés Lord Byron al sentenciar, "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro".
Si aún no han tenido la oportunidad de descubrir el mundo de las mascotas, están a tiempo. Dénle a su vida ese privilegio.
Lenín Cardozo
http://lenincardozo.blogspot.com
(1960) Ingeniero, ambientalista y escritor venezolano. Estudios de postgrado en MBA, Gerencia Pública, Filosofía, Historia. Doctorado en Ciencias. Director Ejecutivo de los noticieros ambientalistas Canal Azul 24 (www.canalazul24.com) y Blue Channel 24 (www.bluechannel24.com). Fundador de la ONG AZUL AMBIENTALISTAS (www.azulambientalistas.org)
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