Pequeños y sencillos placeres

Aunque al bendito Horchato no le dio la gana encender en la tarde para ir al trabajo (pero en la noche si quiso funcionar) y a pesar de que un taxista me atracó del parque de San Pedro a la casa, hoy fue un buen día.

Comencemos por el hecho de que estuvo frío, qué belleza. Sigamos con haber pasado por Nueva Década y haber comprado El Principito y Mamita Yunai a precios de ganga para volver a leerlos y terminemos con que conseguí medio kilo de salmón fresco en menos de 4000 pesos, para comerme un pedacito crudo con  un chorrito de vinagre de arroz y una ensaladita de garbanzos (y todavía me quedó para otro día).

Qué deli, y qué día tan simple y bonito. De placeres pequeños a pesar de las dificultades. Luego recordé que a veces a uno la vida le hace una sonrisa sencilla y uno le vuelve la cara porque espera una de dientes pelados, cuando más bien debería devolverla y hasta cerrar el ojo, porque de verdad que se vive con tantos privilegios y oportunidades.

Así que para todos los efectos, hoy la vida me regaló una flor. No un ramo de hierberas fucsias, sino una sola. Pero por sencilla e inesperada, me hizo mucha gracia y la aprecié en toda su "no-pomposa" belleza.

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