Tanto va el cántaro al agua...
... que un día se quiebra |
El PAC orquesta un peligroso juego al banalizar la palabra "ataque" para que no se les confronte en ningún espacio pues cuando las arenas formales no cumplen su función de representar la lucha social, pueden activarse peligrosas arenas informales de todo tipo y calibre.
Específicamente en el ámbito legislativo, la oposición y el intercambio fuerte es inherente al quehacer político por lo que, si a alguien le molesta o lesiona, es simplemente incomprensible que se haya postulado para el Congreso, ¡y menos para presidirlo!
Así, tras las quejas de doña Carolina Hidalgo, Presidenta del Congreso, quien dijo haber sido objeto de ataques por parte de José María Villalta (FA) y Walter Muñoz (PIN) al increparla por convocar a una sesión extraordinaria para acelerar el trámite del plan fiscal, las y los congresistas PAC / PLN / PUSC se pusieron de pie para "fustigar la violencia de género que había sufrido doña Carolina".
Este hecho, que no es nuevo pues ya hace unas semanas otra congresista del oficialismo había exigido disculpas a Villalta "por sus comentarios misóginos a un medio" se da también en la misma semana en que el Ejecutivo decide tapar con una foto de una camiseta de "No al racismo", meses de denuncias sobre los nombramientos y presuntos actos irregulares de la Canciller Epsy Campbell.
Así, la saga discursiva llegaría a su clímax con la foto circulada del momento de develación gubernamental en agosto pasado de una prenda contra el racismo - en el marco del 31 de agosto, Día de la Persona Afrodescendiente - y con el comunicado de la semana pasada del Consejo de Gobierno para manifestar que, sin reparo en el hecho de que la gravedad de los hechos denunciados provocó la apertura de sendas investigaciones en la Procuraduría y en la Fiscalía, rechazaba por completo la campaña de "racismo y misoginia" en contra de su alta funcionaria.
La foto, por demás elocuente, no sólo retrataba una paradójica sonrisa autocomplacida de quien se supone acosada intensamente por discursos de odio sino la soledad de quien se dice activista e ícono afro, pero que ni en dicho momento estuvo respaldada por organizaciones o activistas de la comunidad afrodescendiente, ni a nivel presencial ni políticamente por medio de algún manifiesto o comunicado.
Horas más tarde, las sirenas de sexismo volvieron a las tiendas oficiales pues de nuevo en Cuesta de Moras se denunciaba lo lesivo se los carteles de caricatura y chota que habían llevado quiénes fueron a las barras. No obstante, esas mismas alarmas omitieron contarnos otra parte de la misma sesión de ayer por la tarde, en relación con la elección que ayer se hizo en el plenario del nuevo magistrado de la Sala Constitucional.
Porque, en efecto, no queda más que preguntarnos por qué esas mismas voces de la indignación perenne omitieron contarnos que ayer - cuando se eligió al nuevo magistrado de la Sala IV porque resulta que, después de que hace tres años se pensionó don Gilbert Armijo, de pronto ahora URGÍA llenar la silla (leáse, aprobar el plan fiscal) - la reconocida jurista Lena White Curling iba de primera en las dos primeras rondas de votación y entre las tres personas con más votos también estaba Rosa Abdelnour.
Sin embargo, como por arte de magia u obra del Espíritu Santo, de pronto las dos quedaron fuera y literalmente de la nada surgió el nombre de Jorge Araya - ex viceministro de Figueres, afín a la "disciplina" fiscal y quien NI SIQUIERA estaba en la terna recomendada por la Comisión de Nombramientos - y en una sola ronda consiguió los 38 votos necesarios para la magistratura, por lo que hoy lo juramentan.
Así como se oye. El mismo Congreso tan preocupado por la equidad de género y jefeado por el partido que clama "racismo" y "misoginia" cuando se le cuestionan irregularidades, ayer maniobraba alegremente para sacar a las personas mejores calificadas por la Comisión de Nombramientos y MÁS GRAVE AÚN para truncar la elección de la candidata que iba al frente de la votación, Lena White Curling, quien además habría sido la primera persona afrodescendiente en ser magistrada titular y habría contribuido al equilibrio paritario de la Sala. Entonces, ¿dónde está el compromiso con la transparencia y con la equidad de género y la multiculturalidad? ¿Ya se habrán pronunciado al respecto Hidalgo, Vega y ESPECIALMENTE Campbell?
Y claro, para disimular, tres días después Cuesta de Moras elige a una jueza pensionado como Magistrada de la Sala III y salen algunas voces del PACPLUSC a decir que es "para saldar la histórica deuda de género". ¿De veras? ¿Y por qué para la Sala III y no para la IV? ¿Será que el peso político de la IV es tal que, ante él, enmudecen las deudas históricas (género, etnia, etc.) para, una vez más, poner a los de siempre? ¿Mmm?
Sin embargo, en materia de equidad no aplica aquello de "quien peca y reza, empata" y, por el contrario, tan peligroso como banalizar la palabra "ataque" es normalizar los dobles estándares que también vemos a nivel micro en quienes - al estilo de voces que han saltado para ganar prominencia en defensa de lo actuado en la Cancillería - se dicen activistas de feminismo afro pero a todas luces no dudan en consumir el cánon estético blanco e incluso modificar visiblemente su cuerpo para encajar en él.
¿Acaso las prácticas no cuentan en la defensa de los ideales y debemos limitarnos a aceitar un discurso políticamente correcto que de paso sirva para tapar excesos incluso al costo se retroceder en equidad pues ahora resulta que, para el PAC, ser mujer y participar en política equivale a no ser capaz de dar discusiones fuertes ni de rendir cuentas pues ni siquiera se sonrojan de propagar narrativas de "ofendida doncella legislativa" o "agraviada matrona partidaria" para blindarse ante la exigencia de cuentas.
En torno a este desaguisado de la perennemente ofendida Presidenta del Congreso, ya incluso salió doña Gloria Valerín, pionera del discurso de equidad en la arena política, a decir contundentemente que discutir con una mujer no es machismo y que, por el contrario, usar la condición de ser mujer para no enfrentar una discusión es tremendamente machista pues supone que las mujeres no podemos enfrentar intercambios fuertes por nuestra condición.
En resumen, tanto va el cántaro al agua que un día se quiebra y tanta manipulación de las luchas por la equidad de género y la inclusión multicultural - cuyo espíritu no sólo es válido sino urgente - puede costarle muy caro al oficialismo si al final termina sirviendo de caldo de cultivo para discursos draconianos desde el populismo reaccionario que encuentren resonancia electoral desde el hartazgo de la clase trabajadora de que lo "políticamente correcto" se emplee siempre para evadir lo justo. ¿O es que nada se aprendió de la elección presidencial estadounidense en 2016?
Después de todo, nada hace más daño a luchas emancipatorias como el combate al racismo y al sexismo que erosionarlas en credibilidad para servirlas en bandeja al fascismo que siempre las desmerita, por lo que aquellas/os que las manipulan son las/os primeras/os en ensuciarlas al cambiarles su condición de CAUSAS y rebajarlas al terreno de las EXCUSAS.
Excelente compañera.
ResponderEliminar