Conejillos de Indias del mando cínico y del poder anaeróbico



Carlos Alvarado reprueba por mucho su primera crisis, a escasos cuatro meses de haber asumido, y se estrella de bruces contra la realidad que lo retrata como:

i) ayuno de músculo político, pues su feligresía sigue dolida por la norma técnica y el matrimonio igualitario;

ii) carente de capital simbólico, pues hereda el cinismo arrogante de su antecesor que actúa como si hiciera un "favor" al país al gobernarlo, sin ver que sólo ganó por el voto "peor es nada" y porque no le dio vergüenza copiar a su rival para también manipular con la religión;

iii) raquítico en liderazgo, pues no logra siquiera el apoyo sólido de su gabinete y su cargo ni siquiera le da legitimidad frente a antiguos mentores y profesores que llegan a Zapote a golpearle la mesa para que les cuide privilegios a costa del descrédito a la policía del país;

iv) pútrido en manejo mediático, pues acude sin miedo a la burla descarada de la inteligencia nacional (ej. los "traductores") e incluso en plena crisis patria pisotea símbolos nacionales (como hizo en campaña con el "Saludo a la bandera") para buscar réditos a su favor.

En resumen, fracaso total para un mandatario pro-élites y poco preparado (todos sus puestos habían sido de confianza) que se topó el cargo de rebote en río revuelto por causas que ahora ni siquiera dicen presente pues no parecen creer en ninguna reivindicación más que la propia.

Vergüenza nacional estar ahora bajo el "mando" de alguien cuya única posibilidad de hacer historia radica en intentar gobernar a pesar de no tener nada de oxígeno.

Luto patrio por convertirnos en conejillos de Indias para semejante aprendiz de mando cínico y de poder anaeróbico.

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